jueves, 16 de mayo de 2013

La impotencia psicológica del hombre impotente



No me considero un hombre impotente, sino un hombre que sufre impotencia. Aunque suene muy parecido, para mí no lo es. Lo he estado hablando con Stephen en la terapia y ha sido él quien me ha hecho ver la diferencia. Nunca he dejado que nadie me etiquete, porque tengo muchas caras y muchas facetas, así que no voy a dejarme clasificar simplemente por este problema sexual. Ser un hombre impotente es como claudicar, admitir la realidad y rendirse ante ella. Decir que sufro impotencia es ser honesto y sincerarme conmigo mismo, pero sin renunciar a que la situación cambie. Y es que, en estos momentos, nada ni nadie puede sentenciarme a no poder mantener una buena erección nunca más. Las tengo a veces y consigo masturbarme sin ningún problema. Algo querrá decir todo eso, ¿no?

Pero hoy me siento más solo que nunca desde que he empezado a darle vueltas a este tema. Casi no lo he hablado con nadie y, cuando he decidió abrirme, no me ha servido de alivio o he terminado siendo el bufón de turno. Me gustaría poder tener a una mujer con la que hablar, que me escuche atentamente y sepa entenderme. Podría recurrir a Anna, pero me hace sentir cohibido. Ella sabe tan bien como yo lo que me está pasando porque lo ha sufrido directamente. Al fin y al cabo, es con ella con quien las cosas no funcionan. La cuestión es que tampoco me pide el cuerpo acostarme con otras. A lo mejor es que me estoy asentando o madurando. Stephen dice que probablemente la terapia está comenzando a dar resultados y estoy modificando "mis esquemas de conducta". Me he acostado un par de veces más con Anna y ha ido bastante bien, pero no perfecto. No consigo repetir la erección después de la penetración. 

Siempre he pensado que en materia de sexo soy un tío desinhibido. Me gusta hablar de ello, disfruto haciéndolo y casi nada me corta el rollo. Soy una persona abierta en general, pero la impotencia me está superando. No quiero pensar en esto, pero no me lo saco de la cabeza. Odio tomar medicinas, pero he encontrado una página web que vende tratamientos para la disfunción eréctil online y con receta (será señal de garantía, ¿no?). En cuanto lea un poco más sobre lo que ofertan, me compro unas pastillas. No quiero seguir sintiéndome un extraño en mi propio cuerpo. 

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