viernes, 22 de noviembre de 2013

El anuncio de la lotería: viral "made in Spain"



El calvo de la lotería pasó a la Historia hace ya tiempo y desde entonces parecía que la Navidad en España ya no era lo mismo. Con las risas que nos habíamos pegado imitando al bueno del tío cuando soplaba la nieve -y la suerte- en la palma de su mano… Aunque somos tan cabezones en España que, a pesar de que se lo cargaron, nosotros seguimos manteniéndolo en nuestros corazones. Y venga bromas y venga cachondeo a base del pobre del calvo. Lo más curioso es que más de una decía que era muy sexy. 

Después de un par de años de sequía, parece que hemos vuelto a engancharnos a la lotería de Navidad a base de bien. No sé cómo sería el del año pasado porque solo estuve cuatro días en casa y, la verdad, no me impactó como para recordarlo. Pero esta temporada es distinto, ya veréis. Quien más, quien menos, todos compramos algún billete o alguna participación por aquello de tentar a la suerte. A mí nunca me ha tocado nada más que el reintegro o unos míseros euros, aunque mi madre estuvo a punto de cantar el "Gordo" una vez. A punto. O sea, no lo ganó y se quedó como estaba, tragándose la rabia de su falta de suerte. Por un número. Por un mísero número. Puede que la crisis nos haga invertir más en lotería o, al contrario, ahorrar para dedicarlo a otras cosas más útiles, pero lo que está claro es que en las próximas semanas el sorteo va a estar en boca de todos. Muerto el calvo, no se acabó la publicidad. Un anuncio viral de lo más soso ha resucitado el anuncio de la lotería de Navidad. 

A priori, el concepto "cantantes españoles de ayer y de hoy" felicitándote las Fiestas no es que sea el cóctel más explosivo que uno se pueda imaginar. Tiene gancho, es innegable, pero nada más. Una puesta en escena bastante previsible y un concepto un tanto ñoño prometían hacer del mensaje de Caballé, Marta Sánchez, Raphael, etc. uno más del montón. Hasta que algún gracioso puntilloso empezó a sacarle defectos al anuncio. Que si los ojos desorbitados de una, que si la sonrisa terrorífica del otro, que si la caspa española…. Y entre remake y remake, el anuncio de la lotería de Navidad se ha convertido en el nuevo viral made in Spain. Tengo ganas de estar en casa estas Fiestas, Creo que esta vez pasaré toda la semana allí. Ya os iré contando. 

viernes, 15 de noviembre de 2013

Sildenafil, tadalafil, vardenafil: la química del sexo


Todavía recuerdo como si fuera ayer la primera (y única) vez que leí el prospecto de Levitra. Parece que han pasado siglos desde entonces y en realidad no hace ni medio año. Pero con la cantidad de cosas que he vivido en todo este tiempo, tengo la sensación de que me he echado vario un siglo a las espaldas. A veces cuando me paro a pensarlo me da hasta vértigo. Y es que he pasado de ser un crápula viva la virgen a un monje que se mete en casa porque necesita descansar del sexo. ¡Del sexo! Suena a aberración, a blasfemia. Seguro que en alguna parte del Infierno estará Casanova retorciéndose de decepción. Es lo que hay. Desde que lo he dejado con Anna no acabo de sentirme a gusto. Tampoco es que haga mucho por mejorar. Los de la pandilla no paran de insistir para ir de birras después del trabajo o para organizar alguna cosa los findes y a veces me apunto, aunque casi prefiero tomarme un vino tranquilito por ahí con Miguel y Carlos. No me apetece tanto barullo alrededor.

Y os preguntaréis vosotros a cuento de qué vuelvo hoy a repasar cuando todavía estaba dándole vueltas a lo de las pastillas para la impotencia. Leyendo el prospecto tuve la sensación de que todo aquello iba a hacerme explotar el pito como mínimo. El lenguaje técnico y la lista de contraindicaciones, efectos secundarios, precauciones y advertencias varias son capaces de acojonar al más valiente. Yo, que soy un cagado hipocondríaco, estaba que me moría de los nervios. Al final me pudieron más las ganas y decidí arriesgarme. Al fin y al cabo, mi urólogo me lo había recomendado, así que no podía estar tan mal. En la página donde compré Levitra online, el equipo médico tampoco vio ninguna incompatibilidad con mis informes de salud. Tiré para adelante.

A veces me pregunto qué es lo que hace diferentes a Cialis, Levitra y Viagra. He leído que cada uno tiene un principio activo propio (tadalafil, vardenafil y sildenafil, si no me falla la memoria), pero sigo sin entender por qué hay tres tratamientos para la impotencia distintos cuando al final funcionan todos de la misma forma. Si bien lo pensáis, se trata de elementos que ayudan a mejorar el riego en la zona. Supongo que la explicación científica será más larga, de todas formas. A lo mejor es que los principios activos, aunque actúan igual, vienen con su propia trastienda. Que unos tienen más posibilidades que otros de causar reacciones o efectos secundarios. No sé. Lo único seguro es que a mí Levitra y Cialis me funcionaron bien. 

viernes, 8 de noviembre de 2013

Resulta que mi padre toma Cialis… para la próstata


Por muy canalla que me veáis (soy consciente de que puedo dar esa imagen y tampoco es que haga demasiado por cambiarla), soy un niño de mamá. Siempre he estado muy unido a ella y tenemos una conexión especial. Me acuerdo cuando tenía 10, 11, 12 años y me sentaba con ella a ver la televisión después de hacer los deberes. Hablábamos de un montón de cosas y me sentía muy adulto, como si mi opinión de verdad contara. La vida de mi madre no ha sido fácil, por eso supongo que yo me convertí sin pretenderlo en una especie de consuelo. Mi padre trabajaba muy duro, se pasaba mucho tiempo fuera de casa y a ella le tocaba lidiar con los problemas de la familia, con las tensiones y otras movidas. A medida que fui creciendo me hice más independiente y fui separándome un poco de sus faldas, pero sigue gustándonos mucho hablar de nuestras cosas porque siempre nos hace sentir mejor. 

Todo esto para contaros que desde que vivo fuera nos hemos propuesto hablar al menos dos veces a la semana. Para tenernos al día, que decimos nosotros. Ayer la llamé por Skype (he conseguido que se ponga las pilas con el ordenador y se convierta en una senior techy) y estuvimos más de una hora colgados de él. Estuve hablándole de cómo me va en el trabajo y explicándole cosas de la oficina, aunque estoy seguro de que se le escapa la mitad de las cosas. Tampoco es que me apetezca mucho cansarla con los problemas que estoy teniendo con algunos proyectos, así que nos pasamos luego a cosas con más miga. Que si se ha muerto el vecino de la tía, que si mi hermana ha hecho esto o lo otro, que si te acuerdas de cuando fuimos a tal sitio todos juntos… A veces nos ponemos un poco nostálgicos y se le nota en la voz que me echa de menos. Es lo que hay. 

La cuestión es que se reservó el notición casi para el final. Hace tiempo que mi padre decía que tenía alguna molestia al mear, que tenía siempre ganas aunque él no hay sido nunca de beber mucho. Se quejaba un poco conmigo, pero a mi madre prefería no alarmala. Es igual de hipocondríaco que yo, así que supongo que con ella disimulaba para que no le insistiese en que fuese al médico. Al final,después de no sé cuántos meses, ha ido por fin al urólogo. Le han diagnosticado hiperplasia benigna de próstata, eso que todos llamamos "estar de la próstata", vamos. Me lo imagino suspirando aliviado con el diagnóstico, que seguro que estaba temiendo tener un cáncer o algo así. No parece nada grave, tan solo molesto. Lo más sorprendente es que, cuando le he preguntado a mi madre por el tratamiento que le han dado, me ha dicho que ni más ni menos que Cialis. ¡Mi padre toma lo mismo que yo! Evidentemente, a ella no se lo he contado. Quién me lo iba a decir… 

viernes, 1 de noviembre de 2013

Viagra para futbolistas: con el "ego" por las nubes


Hace unos días me encontré con una noticia que me dejó literalmente alucinado. Resulta que, al parecer, algunos futbolistas podrían dedicarse a tomar Viagra y no precisamente para mejorar sus erecciones, no. Cuando empecé a leer cosas sobre los tratamientos para la impotencia, me di cuenta de que los medicamentos no siempre tienen una única función. Como cuando tomas una aspirina para el dolor de cabeza mientras que tu abuela lo hace para que le mejore el riego. Pues lo mismo. Lo que pasa es que cuando son pastillas tan célebres como la Viagra, que en cuanto la mencionas ya piensas inmediatamente en sexo, la cosa cambia. Yo siempre había pensado que solo servía para tratar los problemas de impotencia, pero he ido descubriendo que en un primer momento estaba pensada como un tratamiento para la insuficiencia pulmonar. Ya veis la relación que puede tener una cosa con la otra. Es como mezclar el tocino con la velocidad…

En teoría, en el prospecto de Viagra se dice que solo pueden tomarlo hombres mayores de 18 años, ¿no? Y, sin embargo, después te encuentras con que se han estado usando las pastillas azules para tratar incluso a niños pequeños con distintos problemas de desarrollo. Supongo que todo es una cuestión de cómo hemos estigmatizado el hecho de tomar Viagra. Tenemos tan grabado en el cerebro que es para mejorar en el sexo que no nos damos cuenta de que tiene otras propiedades a lo mejor igual de interesantes. 

Lo de los futbolistas no sé si es verdad o mentira, pero yo tampoco pondría el grito en el cielo si usasen Viagra. No quiero decir que esté a favor del dopaje ni de que se tomen cosas para aumentar el rendimiento de forma no natural, pero haría de ello un debate distinto. Supongo que si lo han sacado en algunas publicaciones es por el morbo de pensar que muchos jugadores que van por ahí de gallitos y fardando de que se comen todo lo que se les pone por delante luego toman Viagra. Lo que no hay que olvidar es que las pastillas para la impotencia no son milagrosas y no te provocan una erección al instante. Que no, que se necesita que te estimulen algo. Si no te calientan, no va. Así que que nadie se espere ver a un centrocampista en tienda de campaña en pleno partido. Sea verdad o no que se la toman, los futbolistas no irán por ahí dando la nota. 

viernes, 25 de octubre de 2013

Espía, espía, que algo queda (que se lo digan a Snowden)


Hay vida más allá de la impotencia. Y desde que me he dado un respiro y lo he dejado con Anna, lo tengo cada vez más claro. Así que por unos días voy a intentar dejar de pensar en ella y, sobre todo, de escribir sobre ella. Como si fuese una terapia sobre la propia terapia. No sé qué diría Stephen sobre esto, pero tampoco es que tenga mayor interés en ir y consultárselo. Si mal no recuerdo tenemos consulta dentro de un par de semanas, así que aprovecharé para ponerlo al día entonces. 

Puede que me sienta más relajado ahora porque no tengo el fantasma de la impotencia rondándome cada día, aunque reconozco que más que nada es porque llevo unas semanas sin tener sexo. Y, claro está, sin sexo… no hay forma de comprobar si la cosa funciona o no. Sigo teniendo erecciones por las mañanas, pero eso no significa nada. Antes también las tenía y nunca me han faltado y, sin embargo, en la cama no era capaz de funcionar al 100%. 

Ya estoy poniéndome otra vez a hablar de mis problemas. Y eso que hace un minuto he dicho que voy a cambiar el chip definitivamente. De hecho, hoy tenía ganas de escribir sobre algo que está más de actualidad que nunca y que me parece preocupante. Supongo que a estas alturas todo el mundo habrá visto en los periódicos, la televisión, etc. el caso que el tal Snowden ha destapado sobre el espionaje que los Estados Unidos han estado llevando a cabo en muchísimos países. Al principio sonaba a película de espías y la gente intentó quitarle importancia. Supongo que pensarían que era el típico vengador justiciero que trabajaba en la Administración estadounidense y que cuando le dan la patada en el culo empieza a rajar a diestro y siniestro. Como cuando los participantes de Gran Hermano salen de la casa y se van corriendo a contarle a la Milà los secretos de sus colegas. Pero ni Snowden estaba en Guadalix ni sus revelaciones sonaban a coña. Poco a poco y casi a cuentagotas, los medios de comunicación nos han ido actualizando los datos y hemos visto que la trama montada es cualquier cosa menos un juego de niños. Estados Unidos ha estado encargando a su agencia de inteligencia que se espiase a políticos y gobiernos de todo tipo y con propósitos de lo más cuestionable. Lo que habría que saber es dónde están los límites de la privacidad para esta gente. ¿Todo vale con tal de garantizar la seguridad pública? A mí me da la impresión de que el terrorismo islámico les ha servido para justificar demasiadas cosas.