martes, 30 de julio de 2013

¿Preferimos el poker online al sexo?


Hace tiempo que mis amigos están intentando que me pase al poker online. De hecho, durante unas semanas no hacían más que hablarme de las timbas en las que estaban entrando. Al principio era gracioso, pero luego ya se les veía tanto el pelo que empezaron a cansarme. No es que yo tenga nada en contra de las partidas de poker online, pero, sinceramente, no creo que sean lo mío. En mi época de universitario jugaba día sí, día también. Cada vez que teníamos un rato libre o nos fumábamos una clase de Estadística, nos íbamos a la cafetería de enfrente y sacábamos la baraja. Llegó un momento en que estábamos tan viciados que nos picábamos entre nosotros. Vamos, que el buen rollo del principio se esfumó. Incluso soñaba con partidas, imaginándome lo que podría hacer con determinadas manos de cartas

La cuestión es que cuando nos licenciamos, perdí la afición. Estaba tan cansado ya de estudiar y tenía tantas ganas de comerme el mundo que solo quería sacarme de encima la etiqueta de universitario. Supongo que no fui demasiado legal con mis amigos cuando decidí darles de lado porque la mayoría no tenía las mismas ambiciones que yo. Corté con mi vida de estudiante de forma radical y el poker entraba en el lote. Por eso no he vuelto a jugar en años. Yo soy así, si hay algo que me trae malos recuerdos o me hace sentir culpable, lo saco de mi vida. Radicalmente. 

Por eso me molesta que me insistan para que me enganche a las timbas online. No quiero recordar tiempos pasados. Soy otra persona, soy un hombre adulto. Además, no tengo tiempo como para engancharme a partidas de Internet. Cuando no estoy enfrascado en algún proyecto, prefiero hacer algo de vida social. No soy de ésos que se quedan en casa con las persianas bajadas y dándole al ratón en plan compulsivo. Lo que más me sorprende es que, hablando con los chicos sobre este tema han llegado a reconocerme que son capaces de pasar de sus novias por estar en la mesa final de un torneo. Vamos, que por mucho que ella esté a tono y se esfuerce, no hay tu tía. No, si al final los estereotipos no irán tan desencaminados y los hombres resultaremos ser algo simples. Como los que dicen que serían capaces de renunciar a todo un año de sexo si les garantizasen que así aprenderían inglés. 

jueves, 25 de julio de 2013

Día de luto en España: accidente de tren en Galicia


Hoy es una de esas mañanas en las que cualquier actualización resulta superficial y absurda. Tenía pensado seguir hablando de cómo van los preparativos de nuestras vacaciones, pero mejor lo dejo para otro momento. Ya sabéis que, aunque viva en Londres, estoy bastante al día de las cosas que pasan en España. Ayer por la noche quedé en casa para trabajar en un nuevo proyecto y, entre previsión y previsión, aproveché para echar un vistazo a la portada de los periódicos del día siguiente. Me quedé helado cuando vi la primera del El País: el descarrilamiento de un tren en Galicia arrojaba un balance provisional de 25 muertos. No había demasiada información a esa hora, así que volví a consultar antes de irme a la cama. Los datos seguían siendo muy confusos, pero la cifra de fallecidos y heridos no dejaba de aumentar. 

Lo primero que se me vino a la cabeza fueron los atentados de Madrid en 2004. Las imágenes de aquella masacre, con decenas y decenas de cadáveres en las vías y los trenes reducidos a escombros nos marcaron a todos. Y el hecho de que no hubiera sido un fallo humano, sino un atentado programado supuso un gran shock. De repente nos sentimos vulnerables, débiles, pero inmensamente solidarios con las víctimas y sus familias. Sentimos que, en un cierto sentido, todos viajábamos en los trenes de Atocha y el Pozo del Tío Raimundo. 

El accidente ferroviario en Galicia parece distinto. Los maquinistas han reconocido ya su responsabilidad en lo sucedido. ¿Cómo puede una persona equilibrada superar en más del doble la velocidad a la que circula cuando es responsable de las vidas de más de 200 personas? ¿Acaso pretendían probar las vías del AVE como si fuera un circuito de carreras? Me parece tan incomprensible y patético que un maquinista pueda jugar al macarra de barrio exprimiendo el acelerador al máximo…Las últimas noticias hablan ya de al menos 77 muertos y más de una centena de heridos. No dejo de consultar las ediciones digitales de los periódicos buscando novedades. Es terrible, terrible. Hoy los problemas personales no tienen cabida.  

martes, 23 de julio de 2013

El tamaño importa (y mucho)


La más clásica de las discusiones que suelen tener las chicas, según mi hermana. Es como una especie de rito iniciático. Todas pasan por ese tema en su círculo de amigas. No es que en función de la respuesta te vayan a mandar a la mierda, pero puedes ganarte un abucheo general. Además, viendo lo que opinas sobre ese tema, se nota cómo eres en la cama. Así se matan dos pájaros de un tiro: conocen tu intimidad sin preguntártela y ven tu nivel de exigencia con los tíos. Nosotros, como siempre, somos infinitamente más directos. Y no es un tópico. Es cierto. No nos dedicamos a hacer preguntitas. Vamos al grano. Simplemente tenemos que echar una visual por encima del urinario y ya tenemos una idea del tamaño del otro. Si es más grande, nos deprime. Si la tiene más pequeña, nos da un chute de ego increíble. Sonará primitivo, pero es efectivo, ¿no?

Todavía me acuerdo cuando era un adolescente y me comía la olla con ese tema. En mi época no teníamos a "San Google" para sacarnos de dudas, así que te comías el trauma con patatas en tu habitación. Fui bastante precoz en masturbarme, sobre los 12 ó 13 años. Y con 16 era todo un máquina ya con las chicas. Pero me preocupaba el tamaño de mi pene. Estaba convencido de que mis 13 centímetros en descanso eran ridículos. Hasta que las chicas me hicieron notar que estaba más que bien. Entonces me dejé de chorradas y me dediqué simplemente a disfrutar para mejorar mi rendimiento. El sexo se convirtió en un reto para mí. El misionero me aburría, por lo que a los 18 era ya todo un acróbata en la cama. Y ellas se morían de placer. 

Volviendo al tema, yo no creo que el tamaño sea tan importante. Puede sonar estúpido viniendo de un tío que está bien dotado, pero es cierto. El estándar es la mejor medida. Ni un estandarte ni un garbanzo. Para ellas tiene que ser muy doloroso que las penetren con la versión humana de un trabuco pirata. Y esos micropenes que cuesta hasta encontrar… A estas alturas, no consigo entender que ellas quieran tíos como los que salen en las pelis porno. Tenemos la cabeza llena de pájaros y luego la realidad es la realidad. ¿O es que alguien ha visto alguna vez a un Roco Siffreddi o a un Nacho Vidal con problemas de erección?

jueves, 18 de julio de 2013

¿Se puede comprar Levitra en cualquier país?


Es increíble cómo pueden cambiar las prioridades de una persona. Hace un año por estas fechas recuerdo que estaba pensando qué hacer con la semana libre que me había reservado en agosto. Estaba dudando entre quedarme en Londres durante los Juegos Olímpicos o ir a visitar a la familia en España. El dilema se resolvió solo: un amigo me regaló un par de entradas para la final de los 100 metros masculinos y no pude decir que no. ¿Quién quiere perderse un carrerón de Usain Bolt? Desde luego, yo no. Así que estuve aquí todo el verano. No es que a mis padres les hiciera mucha gracia, que entre pitos y flautas no me habían visto el pelo desde las Navidades anteriores. Menos le hizo a mi hermana, que ya se había hecho todo un planning mental para reformar su apartamento con mi ayuda. 

Este año es distinto. Por lo menos, yo lo siento así. Hace unas semanas os comentaba que estaba planteándome la posibilidad de irme de vacaciones con Anna. Estuve dándole vueltas, pero no conseguía decidirme. No quiero sentirme tan atado a ella, aunque en el fondo no me disgusta la idea. Así que después de marear un poco la perdiz y de sondear el terreno, se lo pregunté. Ella, como siempre, fue una monada. No hizo ningún show en plan "oh, madre mía, esto es algo serio". Simplemente sonrió de esa forma tan suya que me pone tanto y me dijo que sí, que claro. Como si lo hubiera estado esperando, como si fuera algo muy natural. Bueno, en realidad supongo que lo es. ¿Cuánto hace que nos vemos? No soy muy de fechas, pero creo que ya hace casi medio año. Y eso, que nos vamos a Marrakech cuatro días. 

No os extrañará saber que soy un maniático del orden, así que cuando me preparo para un viaje tengo mi propio sistema para que no se me olvide nada esencial. Lo de que los tíos solo necesitamos un par de camisetas y unos gayumbos no va conmigo. Tengo tendencia a marearme en los trayectos largos y siempre llevo mis pastillas por si acaso. También me preocupo por las enfermedades propias del sitio en cuestión, no vaya a ser que empiece a notas síntomas raros y no tenga ni idea de qué me pasa. Y pensando en todo esto se me ha ocurrido una pregunta: ¿Se puede comprar Levitra en cualquier país? No es que vaya a ir a por Marruecos en busca de la pastilla perdida, pero me pica la curiosidad. Como lo he comprado online, nunca me he parado a pensar si en todos los sitios se comercializa por igual. No sé cómo podría averiguarlo. A lo mejor me paso por una farmacia en Marrakech y se lo consulto. Espero que Anna se preste a hacerme de intérprete. 

martes, 16 de julio de 2013

El priapismo da mucho miedo


Hace unas semanas, cuando estaba yo en plena investigación sobre mi problema y sus causas, me encontré con una enfermedad de la que no había oído hablar en mi vida. Si no hubiera sido de ciencias y hubiera estudiado un poco de griego en el instituto, seguramente podría haber deducido qué es el priapismo. Como la mitología antigua no es precisamente lo mío, me llevé un desagradable sorpresa al descubrir en qué consiste la enfermedad en cuestión. No sé cómo los tíos podemos vivir tranquilos con esa amenaza pendiendo sobre nuestras cabezas. 

Lo de que a los hombres nos importa mucho el estado de nuestro "amigo" no es un mito. Aunque a veces se exagere un poco, reconozco que es un tema que nos preocupa y mucho. Hace años conocí a una chica con la que salí durante unos meses y me explicó algo sobre el narcisismo masculino. Según ella, no es que estemos enamorados de nosotros mismos, sino de nuestro pene. Evidentemente, después de escuchar algunas cosas más por este estilo, corté por lo sano. Puede que penséis que soy un rancio, pero sigo sin verle el punto al sexismo (por muy cool que suene lo de ser feminista). Eso sí, reconozco que en parte no iba muy desencaminada. Lo de que echamos un vistazo al de al lado cuando meamos en público es cierto. Quien más, quien menos ha tenido la tentación de comparar tamaño y ancho. Vamos, que nos gusta inflar nuestro ego pensando que la tenemos más grande que el vecino. Por eso nos tomamos tan a pecho el rendimiento en la cama. Vamos que el gatillazo es nuestra peor pesadilla. Siendo realistas, la mayoría de los tíos han tenido alguna cagada de este tipo. Eso sí, pocos lo reconocerán (evidentemente). El problema surge cuando se convierte en una costumbre y no hay manera de acabar bien. 

Para curarse en salud, algunos toman la vía de en medio y toman pastillas como Viagra y cía. para garantizarse una buena erección. Parece un poco exagerado, pero las toman incluso los que no tienen ningún problema de impotencia. Simplemente porque les mola lo de ser auténticos toros en el sexo. Claro que así les va. Leyendo el prospecto de Levitra he visto que uno de sus efectos secundarios muy raros es el priapismo. Es, ni más ni menos, que estar empalmado durante horas y horas. No lo provoca ninguna estimulación sexual, por lo que da bastante rollo. Que de repente se te levante y no seas capaz de controlar la erección tiene que ser angustioso. Y doloroso, por lo que dicen. Lo peor es que si no acudes rápidamente a urgencias, el priapismo puede provocarte cangrena. Para que luego nos obsesionemos con aguantar horas y horas. Si al final los afortunados seremos los pringados que acabamos antes de empezar. 

jueves, 11 de julio de 2013

Los hombres tenemos la culpa de que ellas pasen del sexo


Reconozco que en el sexo, como en muchas otras facetas de mi vida, soy un egoísta. Bueno, por lo menos lo he sido hasta ahora. No he tenido relaciones largas y siempre me han interesado los contactos esporádicos que implicaban más bien poco. No voy a entrar ahora en psicoanalizar mi comportamiento, básicamente porque no se me da nada bien hacerlo y para eso ya le pago a Stephen. Ya sabéis lo que opina él de todo esto: necesito reeducación emocional. A parte de eso, mucha teoría difícil de resumir en un solo post.

Supongo que por todo eso me he quedado bastante alucinado cuando el otro día me encontré con un artículo algo antiguo ya que explicaba que la falta de deseo en la mujer es cada vez más frecuente. Y resulta que la causa suele ser la pareja. O sea, el hombre en letras mayúsculas. Ni era consciente de que existiese una enfermedad diagnosticada como tal, si soy sincero. Siempre he pensado que lo de “mira, es que hoy no me apetece mucho” era la muletilla que todas usaban para decir muy sutilmente aquello de “paso de ti, chaval”. Pero se ve que no en todos los casos. Al seguir leyendo descubrí que ellas padecen disfunciones sexuales igual que nosotros, pero que normalmente son más complejas. ¡Cómo no!, si tenemos en cuenta que somos más simples que el mecanismo de Chupa-Chups (o eso dicen los clichés, ¿no?). Las hay de cuatro categorías: del deseo, de la excitación y las otras dos no me acuerdo ahora mismo. Lo que viene a querer decir que a lo mejor la mujer sí está excitada y, sin embargo, tiene problemas de lubricación que hacen que le duela el coito. O que ha sufrido algún trauma anterior que le impide relajarse y disfrutar de ser penetrada. La más simple de las disfunciones es la del deseo inhibido. El clásico “me duele la cabeza”, pero elevado a la potencia de problema clínico. Pues dicen que son las hormonas, que disminuyen con la edad, las que hacen que a muchas les falten las ganas a la hora del sexo. Aunque, por no variar, nosotros también tenemos mucho que ver. 

Los hombres podemos causar que las mujeres pierdan interés por mantener relaciones sexuales. Si hay problemas de pareja, por ejemplo, ellas pueden sentirse bloqueadas emocionalmente. Y aquí viene lo mejor: la impotencia o la eyaculación precoz en el varón puede desencadenar hastío y hasta depresión en la mujer. Yo pensaba que el problema me afectaba solo a mí y voy y descubro que puedo llegar a causarle un daño a mi chica a nivel sexual. Stephen me había convencido de que la impotencia es mejor hablarla, pero pensé que se refería a mi necesidad de apoyo y comprensión. Nunca pensé que ella también necesitase que yo me curase. 

martes, 9 de julio de 2013

Vacaciones de verano en pareja


Hace tan solo un par de décadas –quizás un poco más- las vacaciones estándar de un tío de 40 y tantos consistirían en llenar el coche hasta límites que desafiasen todas las leyes de la física y enfilar con los niños y la parienta hacia algún destino de playa o montaña. Y, a poder ser, no salir de España, que hay mucha patria por explorar. Es increíble no solo cómo han cambiado las cosas a nivel económico, sino tan bien de mentalidad. Estamos en plena crisis, pero con todo y con eso a la gente todavía le gusta pasárselo bien y darse algún capricho en verano. Para algo trabajamos duro el resto del año, que dirían los de la generación de mis padres. Los de las agencias de viajes no paran de lamentarse del descenso de ventas pero, visto el panorama, casi deberían agradecer tener alguna. El horno no está precisamente para bollos y menos para tirar la casa por la ventana en planes exóticos. 

Si mi presente se hubiese desarrollado en los ’80, probablemente habría sido un bicho raro. Una excepción sospechosa. Menos mal que nací a finales de los ’60, por lo que a mí la “Movida” me cogió en plena adolescencia y juventud, no en la supuesta madurez. Me abría perdido grandes cosas, sin duda. Pero a lo que iba, que tengo más de cuarenta y llevo un ritmo de vida poco convencional para los esquemas tradicionales. A mi edad, se esperaría de mí que tuviese una familia ya formada. Debería haber tenido por lo menos un par de hijos ya en la preadolescencia y una mujer agradable que me cuidase con mucho mimo y se encargase de la casa al volver cansada de una jornada laboral maratoniana. Vamos, que no respondo lo que se dice demasiado bien al estereotipo del hombre de mediana edad que se las da de moderno y luego se muere por las sopitas de mamá. Soy una persona muy independiente, un aventurero solitario.

Por eso se me hace raro estar pensando seriamente en irme de vacaciones con Anna. El otro día estábamos hablando de planes para el verano y ella me decía que todavía no sabía cuándo cogerse una semana para irse a algún lado. Me mordí la lengua, pero en ese momento me moría de ganas de proponerle hacer una escapada juntos. A Marrakech, por ejemplo. He estado un par de veces en el Magreb, pero no conozco todavía muy bien Marruecos. Una pareja de amigos pasó allí su luna de miel y me lo han recomendado mucho. Creo que la próxima vez que vea a Anna intentaré sacar el tema de nuevo y volver a sondearla. Si la noto receptiva, se lo diré. En el fondo, hay algunas cosas en las que estoy tan chapado a la antigua como otros. 

jueves, 4 de julio de 2013

No hay pan para tanto chorizo


Mentiría si digo que sigo la actualidad española como lo hacía antes de mudarme aquí. Supongo que es algo normal. Al fin y al cabo, estoy en un país diferente y, a día de hoy, me afectan más directamente las cosas que ocurren aquí que en España. De todas formas, me gusta echar un vistazo varias veces a la semana a El País, Público o El Huffington Post para enterarme bien de lo que se cuece por allá. Mis padres y mis amigos se hartan de rajar al teléfono, poniendo a caldo a un montón de sinvergüenzas que están poniendo patas arriba la política, la economía y la paz mental de la gente. Si la situación no fuese tan grave, tendría un punto de surrealista y hasta cómico todo ese trajín de declaraciones de unos culpando a otros que, a su vez, intentar llenar de mierda al tonto del haba que pasaba por allí despistado. Muy berlanguiano, ¿no?

El caso –o caos, mejor dicho- que me tiene enganchado es el culebrón de Bárcenas. Es difícil de entender que un simple tesorero (si es que el de tesorero puede ser un cargo simple) haya conseguido poner en jaque a todo un partido y hacer que le tiemblen  hasta el carné de identidad al mismísimo Presidente del Gobierno. Y luego van los del PP y sacan pecho diciendo que a ellos no los amenaza nadie, que respetan la labor de la Justicia española y que, por lo tanto, hacen voto de silencio perpetuo. Mutis por el foro, vamos. No me extraña que a la gente de clase media-baja se le hinchen las pelotas. Es que luego critican a los que hacen escraches… Yo más que manifestaciones me dedicaría a okupar las mansiones de muchos, verías tú qué bien. Claro que la mayoría de los que tienen la sartén por el mango no tienen muy claro de qué va lo de escasez y la falta de dinero. Para ellos la necesidad es quedarse sin el “Cinco Jotas” que les había prometido el amiguete de turno.

Me hace gracia cuando mis colegas ingleses se refieren a España como si fuese el país de Jauja. Entre la imagen que proyecta Rajoy y los titulares un pelo sensacionalistas de The New York Times con las fotos de gente rebuscando en la basura, no me extraña. Pero todo es matizable. Eso sí, ya va siendo hora de que alguien dé por fin un golpe sobre la mesa (y nada más que sobre la mesa, que luego pasa lo que pasa) y proponga de una vez por todas una solución a la interminable crisis. A este paso, la gente acabará acostumbrándose o emigrando a la Isla de Perejil con el ejército marroquí y la fauna local. Al lado de los problemas de casi 6 millones de personas paradas que tienen que buscarse las habas sin un mísero sueldo, lo de la impotencia casi suena a chiste. Y es que es cierto que en nuestro país ha llegado un punto en el que no hay pan para tanto chorizo. 

martes, 2 de julio de 2013

¿Hasta cuándo tengo que seguir tomando Levitra?


No llevo la cuenta exactamente de cuándo tome por primera vez las pastillas para la impotencia, pero creo que fue hace dos semanas. Desde entonces no he tenido ningún problema más a la hora de hacerlo. Básicamente porque la función de Levitra es precisamente esa, claro. Solo faltaría que no se me pusiese dura cuando uso un dilatador de los vasos sanguíneos. Entonces apaga y vámonos. Eso sería tan patético que se me quitarían las ganas de acostarme con una mujer para siempre. A lo que me refería es a que no sé si es por sugestión o por qué, pero me noto más suelto en la cama. Creo que podría conseguir tener una erección yo solo, sin ayuda de estas píldoras. Me di cuenta de que tenía impotencia (o principios de impotencia, para mi forma de ver) porque aunque podía excitarme perfectamente mientras me masturbaba, me costaba mucho conseguirlo durante la penetración. Ahora, las últimas veces que lo he hecho mi cuerpo ha reaccionado perfectamente. Gracias al Levitra voy recuperando confianza y por las mañanas rara vez no aparezco con la tienda de campaña plantada, que decíamos cuando era un adolescente.

Empieza a darme un poco de pereza lo de ir al psicólogo. Quizás podría pasar ya de la terapia conductual. Al fin y al cabo el objetivo principal era superar la impotencia. Ahora estoy teniendo sexo otra vez y vuelvo a disfrutarlo. Por esa regla de tres, estoy curado. Claro que me falta comprobar cómo rindo sin la ayuda de los medicamentos para la impotencia. Al no ser un tratamiento diario, sino que se toma solo en las ocasiones en las que uno intuye que puede tener tema, puedo dejarlo cuando quiera. No es como si fueran antibióticos, que pierden efectividad si  interrumpes la toma antes de tiempo. Por una parte, me gustaría intentarlo con Anna sin haber usado Levitra. Para ver si respondo bien. Pero también me da vértigo volver a la mierda de antes y empezar a rallarme otra vez. Las cosas van mejorando en general, no quiero dar un paso atrás. Sobre todo porque el verano es mi época fetiche y si me entra el bajón sé que no seré capaz de remontar. Tengo la libido por las nubes y cada vez que me veo con mi chica no pienso en otra cosa que no sea llevármela a la cama.

La semana que viene tengo cita con mi urólogo. ¿Quién me iba a decir que sería un habitual de su consulta? Yo, que en mis cuarenta y tantos había ido poco más de diez veces al médico. Quiero que me haga un chequeo completo para ver cómo estoy ahora. La última vez me había dicho que no había ninguna circunstancia física que causase mi disfunción eréctil, que probablemente se trataba de algún problema de orden psicológico. Precisamente para eso tenía yo a Stephen, para solucionarlo. Pero me estoy cansando. El calor de Londres (sí, hace calor por fin) me hace sentir perezoso. Solo quiero que me den el alta y me dejar de llevar el sambenito de impotente a cuestas. A ver si me aclaro sobre cuándo puedo intentar pasar a la acción sin Levitra por fin.