Hace unas semanas, cuando estaba yo en plena investigación sobre mi problema y sus causas, me encontré con una enfermedad de la que no había oído hablar en mi vida. Si no hubiera sido de ciencias y hubiera estudiado un poco de griego en el instituto, seguramente podría haber deducido qué es el priapismo. Como la mitología antigua no es precisamente lo mío, me llevé un desagradable sorpresa al descubrir en qué consiste la enfermedad en cuestión. No sé cómo los tíos podemos vivir tranquilos con esa amenaza pendiendo sobre nuestras cabezas.
Lo de que a los hombres nos importa mucho el estado de nuestro "amigo" no es un mito. Aunque a veces se exagere un poco, reconozco que es un tema que nos preocupa y mucho. Hace años conocí a una chica con la que salí durante unos meses y me explicó algo sobre el narcisismo masculino. Según ella, no es que estemos enamorados de nosotros mismos, sino de nuestro pene. Evidentemente, después de escuchar algunas cosas más por este estilo, corté por lo sano. Puede que penséis que soy un rancio, pero sigo sin verle el punto al sexismo (por muy cool que suene lo de ser feminista). Eso sí, reconozco que en parte no iba muy desencaminada. Lo de que echamos un vistazo al de al lado cuando meamos en público es cierto. Quien más, quien menos ha tenido la tentación de comparar tamaño y ancho. Vamos, que nos gusta inflar nuestro ego pensando que la tenemos más grande que el vecino. Por eso nos tomamos tan a pecho el rendimiento en la cama. Vamos que el gatillazo es nuestra peor pesadilla. Siendo realistas, la mayoría de los tíos han tenido alguna cagada de este tipo. Eso sí, pocos lo reconocerán (evidentemente). El problema surge cuando se convierte en una costumbre y no hay manera de acabar bien.
Para curarse en salud, algunos toman la vía de en medio y toman pastillas como Viagra y cía. para garantizarse una buena erección. Parece un poco exagerado, pero las toman incluso los que no tienen ningún problema de impotencia. Simplemente porque les mola lo de ser auténticos toros en el sexo. Claro que así les va. Leyendo el prospecto de Levitra he visto que uno de sus efectos secundarios muy raros es el priapismo. Es, ni más ni menos, que estar empalmado durante horas y horas. No lo provoca ninguna estimulación sexual, por lo que da bastante rollo. Que de repente se te levante y no seas capaz de controlar la erección tiene que ser angustioso. Y doloroso, por lo que dicen. Lo peor es que si no acudes rápidamente a urgencias, el priapismo puede provocarte cangrena. Para que luego nos obsesionemos con aguantar horas y horas. Si al final los afortunados seremos los pringados que acabamos antes de empezar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario