Hoy me he despertado con ganas de hacer balance. Normalmente no suelo pensar en el pasado (tampoco en el futuro) porque creo que es mucho más rentable centrarse en el aquí y ahora. En ese sentido podría decirse que soy un gran vividor, un tío que sabe cómo montárselo y que procura no complicarse demasiado. Desde los 18 años he sido siempre independiente desde el punto de vista económico, sin tener que rendirle cuentas a nadie sobre mis gastos y mis historias. Irme a la universidad fue probablemente una de las decisiones más importantes que he tomado en mi vida. Necesitaba salir de casa, ver otras cosas, demostrarme a mí mismo y a los demás que había nacido para triunfar.
Por mi vida han pasado muchas personas, desde amigos a ligues y novias más o menos estables. Al cabo de un tiempo, me he cansado de todos ellos. No he querido lastres emocionales, que nadie exija demasiada atención por mi parte. He tenido dos parejas formales durante tres y dos años, respectivamente. Al final, ellas empezaban a pedirme un compromiso, un proyecto de futuro, una casita con vistas al mar y niños, muchos niños alrededor. El reloj biológico se convirtió en nuestro gran enemigo. Si no hubiesen tenido esa urgencia, habría seguido con alguna de ellas. Probablemente. Sin embargo, decidí cortar antes de engañarlas con falsas promesas. En eso siempre he sido un tío muy legal. Nunca he fingido ser quien no soy ni he intentado cambiar mi naturaleza. Ellas han sido siempre las que han venido a mí, yo no he necesitado ir a ellas.
Pero también en ese sentido he ido cambiando, sobre todo en los últimos meses. Conocí a Anna y descubrí que sufría impotencia prácticamente al mismo tiempo y lo que pudo resultar un tremendo fracaso empieza a ser algo hasta prometedor. Paso de psicoanalizar los motivos que me han hecho evolucionar en este sentido, porque para eso ya tengo a Stephen y no quiero dármelas de experto. Él me ha hecho ver mis "carencias" afectivas y me está ayudando a ser más flexible en ese aspecto. Ya no me cierro a tener algo serio. De hecho, casi hasta me apetece. Veremos cómo van las vacaciones que vamos a pasar juntos Anna y yo dentro de nada. Tampoco es que vaya a significar nada, ni para bien ni para mal. Pero será como un pequeño anticipo de algo más (o no). Estoy cansado ya de relaciones esporádicas. Me gusta estar con Anna. Así de simple.
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