jueves, 12 de septiembre de 2013

Tomándome un respiro...


y no precisamente para comerme un Kit-Kat, como en el anuncio de hace unos años. Lo mío es ya deformación profesional. No dejo de pensar en campañas de publicidad e historias de marketing hasta cuando estoy jorobado (autocensuro la palabra que realmente tengo en la boca ahora mismo). La cuestión es que ya llevo unos días diciéndoos que me siento bastante bajo de moral otra vez. No sé, es una sensación que me agobia porque no estoy acostumbrado a estar mal. Normalmente suelo controlar bastante mis emociones y no soy de los que pierden el tiempo en ralladas inútiles. La cuestión es que desde hace unos meses me noto más blando, como vulnerable. Es difícil de explicar, creedme. Pensaba que era por el estrés, pero puede que sea algo más. Es que no es normal en mí que no duerma bien durante noches y noches sin tener ningún proyecto grande entre manos o cuando todo en teoría parece irme bien. 

Me siento también más irritable, con tendencia a cabrearme a la mínima. Es que estoy a la que salgo. En la oficina tengo que controlarme mucho para no contestarle alguna bordería a mis compañeros. Si conocierais a algunos de ellos me daríais la razón. Son absolutamente desquiciantes e inútiles. Será que no tienen demasiada experiencia todavía y que muchos acaban de salir de la universidad y se creen que van a comerse el mundo en el primer mordisco, pero a veces me siento como el abuelo pasado de moda. Y eso que solo tengo cuarenta y tantos. Pero en este mundo si no te mantienes al día y te vas actualizando, rápidamente te conviertes en un dinosaurio inútil. Esta semana estoy tranquilo, empezando a establecer contactos con una empresa internacional que está interesada en nuestros servicios. Estamos negociando condiciones y perfilando la campaña, así que por ahora no me he puesto a fondo. Eso tocará en los próximos días. De todas formas, tengo más o menos perfilado el concepto. 

El trabajo es lo único que me mantiene a flote. He discutido con Anna. En realidad yo he hablado y ella se ha callado, con lo cual ha sido una especie de "crisis Juan Palomo". Yo me la he guisado y ella se la ha comido. La verdad es que no tengo muy claro cómo empezó todo, pero de repente estábamos teniendo una conversación muy seria sobre nosotros. De hecho, creo que fue la primera vez que hablamos de "nosotros" como tal, en plan pareja. Le dije que estaba cansado, que quería estar solo y que lo último que necesitaba era tener a alguien que dependiese de mí. No es que piense que ella es mi responsabilidad, pero estar juntos exige implicación, compromiso, cosas que a veces no estoy seguro de querer o poder darle. Y se me fue de las manos. Acabé diciéndole que no teníamos ninguna relación, que lo único que me interesaba de ella era el sexo y punto. A ella se le llenaron de lágrimas los ojos y no supo qué contestar. Solo me pidió perdón por haber sido una molestia para mí y se fue. Me quedé con mal cuerpo, pero no quise salir corriendo tras ella. Habría sido demasiado peliculero. Esperaré un tiempo antes de llamarla. 

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